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Biografía de Ramon Llull |
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Viaje a Sicilia y tercer viaje misional a África
Ramon Llull ronda ya los ochenta años. Su actividad no parece acusarlo.
Desde Mallorca la proximidad de las costas africanas se siente de nuevo
más intensa. Además las condiciones políticas habían seguido mejorándose
ostensiblemente. El rey Sanç de Mallorca mantenía excelentes relaciones
con su primo Frederic III de Sicilia y había firmado un pacto con Túnez
para mejorar las condiciones de los comerciantes mallorquines en aquella
ciudad. Este será el itinerario que recorrerá Llull en su último viaje.
Se trata de un cambio importante en la estrategia de alianzas de Llull.
La nueva figura que le atrae poderosamente es la del rey Federico III de
Sicilia. Llama la atención que Llull ponga tan repentina y decididamente
toda su esperanza en una persona que está enemistada con todos aquellos
a quienes hasta ahora había acudido como valedores. Pero, empieza a
aclararse la opción luliana apenas se conoce un poco mejor el talante y
los planes que Federico llevaba entre manos
[i] .
Federico III se había puesto de forma incondicional de parte de las
corrientes reformistas y espirituales. Arnau de Vilanova se había
convertido en su mentor. Y las ideas que éste encarnaba, eran plasmadas
en disposiciones y en leyes por el rey de Sicilia, especialmente en sus
Ordinationes generales de 1309-1310. Estaba en curso un vasto
plan de catequización y reforma, para el cual el rey contaba en especial
con el clero diocesano y los laicos mejor preparados. La proyección
misionera, arropada por las óptimas relaciones de Sicilia con Túnez,
formaba también parte de estos proyectos. En tales circunstancias la
colaboración de Ramon Llull no podía sino ser bien recibida; y para
Llull la ocasión era una nueva oportunidad que no podía perderse.
Ramon Llull sería informado de la actual situación religiosa del reino
de Federico por los sicilianos llegados a Vienne con motivo del
concilio. En el colofón del Libro del lenguaje angélico Ramon
escribe su primer encomio de la figura real: “Ramon acabó este libro o
arte a loor y gloria de Dios, en Montpellier, en el mes de mayo del año
del Señor 1312, de la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Con cuya
ayuda sea encomendado y difundido por el excelentísimo, devotísimo y muy
recto rey Federico de Sicilia, para que el gran renombre de su devoción
le lleve a incrementar la santa fe católica contra todos los infieles.
Está tanto y tan profundamente revestido de virtud, evitando todo vicio,
que en este empeño la conducta que guarda para sí, la promulgó para todo
su reino. Por eso, Ramon, puesta su esperanza en él, acudirá allá a
presentarle este libro”
[ii] .
El entusiasmo hace concebir a Ramon planes que en estas circunstancias
ya no resultan del todo utópicos. En la siguiente obra que escribe, en
el mes de julio, ya en Mallorca, dedica las primeras lineas a recordar
de nuevo las dos decisiones de Vienne: que se enseñen diversas lenguas a
los futuros misioneros y que los bienes del Temple sean entregados a la
orden de san Juan. Después propone un ambicioso proyecto para presentar
a Federico III: “Mientras Ramon se hallaba en estas consideraciones,
decidió llegarse al muy noble y virtuoso señor Federico, rey de Sicilia,
para que él, fuente de devoción, a una con el muy grande y poderoso rey
de Túnez, disponga que algunos cristianos de buena formación y buen
conocedores del árabe, vayan a Túnez y que, a la vez, sarrracenos de
buena formación vengan al reino de Sicilia para discutir con sabios
cristianos acerca de su fe. Tal vez de esta forma podría establecerse la
paz entre cristianos y sarracenos, y aún podría suceder lo mismo en todo
el mundo, de modo que no vayan los cristianos a destruir los sarracenos,
ni viceversa los sarracenos a los cristianos”
[iii] .
Este pensamiento de una pax mundial entre religiones es un
indicio elocuente del estado de ánimo con que Llull se preparaba para su
viaje a Sicilia. En todo caso, la rotundidad de sus palabras no debe
hacernos olvidar que unas pocas lineas antes recordaba que los bienes
del Temple estaban destinados “a luchar permanentemente con armas contra
los sarracenos, manteniendo permanentemente soldados y galeras”.
La figura de Federico, y en particular su legislación, es mencionada en
parecidos términos en otras dos obras escritas en Mallorca. En el
Libro de un nuevo modo de demostración , Llull menciona también al
obispo de Monreale, Arnau de Reixac, sin que podamos precisar si éste
había estado presente en Vienne, o si Llull supo de él por otros
conductos [iv] .
Otro dato a tener en cuenta en este proyecto que Llull está diseñando,
es la inclusión de los laicos como parte activa en estas disputas con
los infieles. En este sentido, Llull tiene presentes dos líneas de
acción. Una, dirigida a “los cristianos laicos y negociantes que andan
por todo el mundo, como Berbería, Bugía y las otras tierras, para
comprar mercaderías”. Estos se las tienen que ver con las objeciones de
los musulmanes o de los judíos, sin saber muchas veces qué responder. En
segundo lugar, se trata de animar a “los comerciantes mejor formados,
que van a Berbería, Alejandría y a otras partes de sarracenos para sus
negocios, a que entren en disputa con ellos sobre los temas del libro”
que escribe Llull. Para todo ello Ramon solicita la ayuda del rey Sanç
de Mallorca y del obispo de la isla, Guillem de Vilanova
[v] . A parecidos
objetivos había obedecido la redacción de otra obrita similar unos diez
años antes, cuando Ramon visitó Asia Menor
[vi] .
Aunque no podamos encontrar trazas al respecto en las obras de Llull, es
necesario mencionar otro hecho importante acaecido entre Vienne y
Mallorca. Al concilio de Vienne había acudido también Angelo Clareno con
la esperanza de ver confirmada como orden autónoma el grupo de
franciscanos que se sentían herederos de la reconocida por Celestino V e
inmediatamente suprimida por Bonifacio VIII. Clareno confiaba en una
buena disposición por parte del Papa y, sobre todo, en la ayuda de
fieles amigos. Entre estos se contaba el príncipe Felipe de Mallorca,
hijo de Jaime II, hombre ascético y profundamente religioso, a quien
Clareno probablemente conoció en Vienne durante el concilio. Fue
precisamente para visitar a Felipe la única ocasión en que Clareno
interrumpió su estancia en Francia, que se alargaría durante seis años.
Clareno llegó a Mallorca a mediados de enero de 1313 y permaneció en la
isla cincuenta días. Como muestra en cartas posteriores, Clareno quedó
profundamente impresionado por el tenor de vida ascética que llevaban
Felipe y un grupo de laicos de alto rango
[vii] .
Es difícil imaginar que no existiera ninguna relación entre Clareno y
Ramon Llull, cuando tantas ocasiones se dieron. Probablemente se
conocían ya de su coincidencia en la corte de Celestino V, en Nápoles en
1294. Ahora, especialmente durante la estancia de Clareno en Mallorca,
un diálogo entre ambos era inevitable. A pesar de todo, ante el silencio
de Llull, sólo cabe pensar que su fija idea en la misión jugó como
contrapeso a todo el interés que pudieran despertarle todos los afanes
de Clareno.
Llull se desplazó a Sicilia el verano de 1313, y el mes de agosto
fechaba en Mesina el primero de los 27 opúsculos que escribiría en
aquella ciudad. Curiosamente ni el estilo ni la temática de estos
opúsculos parecen mantener el proyecto dibujado en las obras de
Mallorca. Es más, la probable pérdida de algunos escritos ha ocasionado
un silencio documental que va de mayo de 1314 a julio de 1315. En esta
última fecha Llull se halla en Túnez.
En consecuencia es imposible conocer en que medida Llull vió colmadas
las esperanzas puestas en el rey Federico. Más bien cabe sospechar que
experimentó un nuevo fracaso
[viii] . Tal vez es un
indicio significativo que durante el viaje a Túnez el valedor de Ramon
sea de nuevo Jaime II de Aragón. A él acude Llull pidiendo que ordene a
fray Simó de Puigcerdà, antiguo discípulo suyo, que vaya a Túnez, para
que traduzca algunas obras del catalán al latín. Jaime II escribió hasta
cuatro cartas para atender la petición de Llull.
La última de éstas está fechada en diciembre de 1315. Es la última
noti¬cia que tenemos de Ramon Llull. Su muerte acaeció con toda
probabilidad en Mallorca antes de marzo de 1316. Sus restos fueron
enterrados en la iglesia del convento franciscano de la Ciudad de
Mallorca.
[i]
Cf. F. DOMINGUEZ, “Introducción” (ROL XVIII, p. xvii-xxiii).
[ii] Liber de
locutione angelorum (ROL XVI, p. 236).
[iii]
Liber de participatione christianorum et sarracenorum . Prol. (ROL
XVI, p. 246).
[iv]
Liber de novo modo demonstrandi (ROL XVI, p. 376)
[v]
Liber per quem poterit cognosci, quae lex sit magis bona, magis
magna et etiam magis vera . (ROL XVIII, p. 173, 193).
[vi]
Llibre què deu hom creure de Déu (NEORL III, p. 85,
95).
[vii]
G.L. POTESTA, Angelo Clareno. Dai poveri eremiti ai Fraticelli
, Roma, 1990, p. 35-48; que corrige en algunas cosas a L. VON AUW,
Angelo Clareno et les spirituels italiens , Roma, 1979, p. 110-112.
Cf. J.M. VIDAL, “Un ascète de sang royal, Philippe de Majorque”.
Rev. des questions historiques 88 (1910) 361-403.
[viii] Eran muchos los
factores que estaban llevando Sicilia hacia una nueva época de
decadencia; cf. C.R. BACKMAN, The Decline and Fall of Medieval
Sicily: Politics, Religion, and Economy in the Reign of Frederick III,
1296-1337 , Cambridge 1995.
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