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		Biografía de Ramon Llull | 
		
		Notas | 
	 
	
		
		
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		Conversión y años de formación  
		 
		La Vida coetanea resume todo su relato con esta fórmula: “de su 
		conversión a la penitencia y de algunos hechos suyos”. La narración de 
		los primeros episodios, los de su conversión, se detiene en pormenores y 
		alcanza tintes dramáticos. Son tres los episodios con que, al parecer, 
		se desea poner de manifiesto como en Ramon Llull se dio una verdadera 
		“conversión a la penitencia”. Este término, en efecto, nos recuerda el 
		proceso casi institucionalizado por el que una persona abrazaba la vida 
		religiosa. Pero, no hay que olvidar que nos hallamos en unos momentos de 
		gran expansión de una espiritualidad popular y laical, favorecida 
		particularmente por las órdenes mendicantes. El término “conversión a la 
		penitencia” podía ser utilizado para designar la decisión de muchos 
		hombres y mujeres que, sin entrar en una orden mendicante o monástica, 
		abrazaban una vida religiosa más exigente, y en la que la pobreza 
		figuraba como rasgo esencial.  
		El primer episodio refiere la aparición de Cristo crucificado.  
		 
		En el Desconort , Ramon resume así este episodio: “Cuando fui mayor y 
		percibí la vanidad del mundo, / comencé a obrar mal y caí en pecado, / 
		olvidando al Dios glorioso y siguiendo la pasión carnal. / Plugo a 
		Jesucristo en su gran piedad / que se me apareciese crucificado, por 
		cinco veces, / para que le recordara y de él me enamorara”.
		[i]
		 
		 
		La Vida coetanea , por su parte, dramatiza el acontecimiento con más 
		detalle: las apariciones se sucedieron a intérvalos en el espacio de 
		algunas semanas; Ramon estaba empeñado en escribir “una cantilena para 
		cierta dama, a la que deseaba con amor apasionado”; fue un forcejeo duro 
		con la voz de su “consciencia, que le indicaba que aquellas apariciones 
		pretendían que, abandonando inmediatamente el mundo, en adelante 
		sirviera con integridad a Jesucristo”, Y cierra el relato con la 
		reflexión de Llull que desemboca en la formulación de un triple 
		propósito: procurar la conversión de los infieles a Cristo, hasta sufrir 
		la muerte por él; redactar un libro, “el mejor del mundo”, para la 
		conversión de los infieles; suplicar la fundación de monasterios donde 
		se aprendieran las diversas lenguas necesarias a la misión.  
		 
		Transcurrieron tres meses, al decir de la Vida , en que Llull volvió a 
		sus negocios familiares y olvidó casi sus propósitos. En la festividad 
		de san Francisco tuvo lugar el segundo episodio. Llull asistía a la 
		celebración festiva en la iglesia de los franciscanos y escuchó el 
		sermón del obispo sobre la conversión del santo de Asís. Impactado por 
		el ejemplo de Francisco, decidió vender sus bienes, excepto lo necesario 
		para el sustento de su esposa y de sus hijos, y marcharse para siempre 
		de casa.  
		 
		En consecuencia, emprende Llull la peregrinación al santuario mariano de 
		Rocamador, en el Sur de Francia, y a Santiago de Compostela. Este tercer 
		episodio cierra el proceso de conversión y se inscribe plenamente en el 
		esquema casi obligado de la mentalidad medieval. La peregrinación era el 
		acto público que no sólo sancionaba el cambio personal, sino que 
		confería al individuo un nuevo estatuto social. En el caso de Llull, la 
		previa venta de sus bienes, pretende que este cambio social sea 
		realmente significativo.  
		 
		En realidad, la unidad narrativa de Vida coetanea no se cierra hasta 
		después del retorno de Ramon Llull a Mallorca y el cambio de sus 
		vestidos por un “burdo hábito de paño”. Thomas Le Myèsier, en el resumen 
		biográfico con que inicia el Breviculum , hace coincidir este gesto con 
		el sermón franciscano del obispo, anterior a la peregrinación. Añade, 
		además: “Oí decir, que lo recibió de manos del obispo, y que se hallaba 
		presente aquella dama para la que había intentado componer la cantilena”
		[ii] 
		. Posible inicio de las numerosas leyendas que surgirán en torno a la 
		conversión de Ramon Llull.  
		 
		No existen razones de peso para desautorizar en bloque la narración que 
		hace la Vida coetanea . Es verdad que resulta sorprendente la plena 
		adecuación del proceso con el esquema estandarizado por las hagiografías 
		de la época. El recurso a referencias bíblicas muy precisas, así como 
		los detalles que crean una atmósfera “franciscana”, pueden tener su 
		origen en el mismo Llull, reflexionando, después de casi cincuenta años, 
		sobre unos hechos tan decisivos para su vida. En una época más inmediata 
		a los acontecimientos, los había resumido con esta confesión: “Loco fuí 
		desde el principio de mis días hasta pasados los treinta años, en que 
		retorné a la memoria de vuestra sabiduría y al deseo de vuestra alabanza 
		y de la contemplación de vuestra pasión”. 
		[iii]  
		 
		Al igual que otro importante autor medieval, Dante Alighieri, también 
		Llull señala el “medio de la vida” 
		[iv] como el momento 
		crucial de su conversión. Los hechos debieron suceder entre 1263 y 1265. 
		No hay datos externos que puedan confirmarlo. En 1264 Ramon Llull figura 
		como testigo en un documento de reconocimiento de deuda por parte de 
		Jaume Picany, probablemente su cuñado y miembro destacado de la familia. 
		Siete años después, el 10 de noviembre de 1271, Ramon Llull y su esposa 
		actúan como arrendatarios de una propiedad recibida del obispo de 
		Mallorca.  
		 
		La normalidad familiar que estos documentos parecen sugerir, se ve 
		súbitamente truncada por la acción legal interpuesta por la esposa de 
		Ramon. Blanca acusa a su esposo de abandono de la administración del 
		patrimonio familiar a causa de su vida eremítica. En sentencia del 13 de 
		marzo de 1276, es atendida su queja y viene nombrado un procurador de 
		los bienes familiares. Es el mismo año en que el Papa Juan XXI, 
		accediendo a la súplica del infante Jaume de Mallorca, confirma la 
		fundación del monasterio de Miramar.  
		En el arco de tiempo que media entre la conversión y los últimos 
		acontecimientos mencionados, transcurren los años sin duda más decisivos 
		de la vida de Llull, y más llenos de interrogantes para el historiador. 
		Son los años en que Llull se dedica al estudio y formula las lineas de 
		su sistema de forma prácticamente definitiva. Sin embargo, ni las obras 
		que escribe, ni el relato de la Vida coetanea proporcionan algún indicio 
		explícito sobre el enorme proceso de gestación que llenó estos años.
		 
		 
		Empezando por el relato de la Vida , nos encontramos con esta secuencia 
		de hechos:  
		 
		Ramon Llull salió de Mallorca con el propósito de no regresar a su casa. 
		Finalizada su peregrinación, se detiene, probablemente en Barcelona, con 
		la intención de dirigirse a París “para estudiar gramática y alguna otra 
		ciencia conveniente a su propósito” misionero. Este plan se topa con la 
		desaprobación de sus “familiares y amigos” y, en especial, de Ramon de 
		Penyafort. Ramon Llull atiende estos consejos y regresa a Mallorca.
		 
		 
		De nuevo en la isla, Ramon empieza sus estudios “de gramática” y 
		adquiere un esclavo, del que aprende la lengua árabe. “Después de nueve 
		años” sucede un acontecimiento desgraciado. Cierto día el esclavo 
		blasfemó contra Cristo. Al enterarse Llull, preso de furia le hirió en 
		la cara. Para vengarse, el esclavo intentó asesinar a su amo, causándole 
		graves heridas en el estómago. Mientras el esclavo era conducido a 
		prisión, Ramon Llull se vio sumergido en gran perplejidad, pues se le 
		hacía difícil pedir un castigo para quien había sido su maestro. Estaba 
		aún debatiéndose en la indecisión, cuando le llegó la noticias de que el 
		prisionero se había quitado la vida ahorcándose. Ramon Llull no pudo 
		ocultar que este desgraciado final le sirvió de alivio.  
		 
		Después de este episodio, que la Vida detalla con morosidad, sin duda 
		con la intención de aducir una prueba de lo que había padecido Llull en 
		su afán misionero ya desde sus primeros tiempos, se dice que Ramon se 
		retiró a una montaña para dedicarse a la contemplación. Apenas ocho días 
		después “el Señor le iluminó el entendimiento, dándole a conocer el 
		contenido y la forma del libro contra los errores de los infieles”, que 
		se había propuesto escribir. Llull bajó de la montaña y se retiró a una 
		abadía próxima a la ciudad, donde redactó “aquel libro al que llamó, 
		primero Ars maior , y después Ars generalis” . De nuevo en la montaña, 
		permaneció ahí más de cuatro meses, siendo visitado en una ocasión por 
		un misterioso pastor, que le habló “de Dios y de las cosas celestiales” 
		de modo admirable, “signándole en la cabeza y en todo el cuerpo con la 
		señal de la santa cruz”.  
		 
		 
		[i] 
		Desconort II (ORL XIX, p. 220).  
		[ii] 
		Breviculum  
		[iii] 
		Llibre de contemplació 70, 22.  
		[iv] 
		Ibid. 70, 23.  
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