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Biografía de Ramon Llull |
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Los años de Miramar
l elenco de los acontecimientos documentados o muy probables, puede
resumirse así:
En 1274-1275 Ramon Llull viaja a Montpellier, donde sus obras son
revisadas y aprobadas por un franciscano, según el testimonio de la
Vida.
Ramon solicitaría entonces al infante Jaume la creación de un monasterio
para la preparación de misioneros. Accediendo a su petición, el infante
funda el monasterio de Miramar, en Mallorca, dotándolo de medios de
subsistencia y donde acuden trece frailes franciscanos. La fundación fue
confirmada por el Papa Juan XXI en bula del 17 de octubre de 1276.
En marzo de 1276, como ya hemos indicado antes, la esposa de Ramon Llull
obtiene la designación de un procurador de los bienes familiares.
Mientras, como prolongando la estancia de Llull en Montpellier, la Vida
afirma que en esta ciudad Ramon escribió el Ars demonstrativa ,
entre otras obras, y “la leyó públicamente”. Inmediatamente después la
narración se situa en 1287.
Sin embargo, un documento fechado en Mallorca, en mayo de 1278, incluye
a Ramon Llull como testigo de la venta de una viña “por parte de
Guillema madre de Jaume Picany, difunto”.
Este testimonio de 1278, hace pensar que los hechos, mencionados por la
Vida sin solución de continuidad, bien pudieron suceder en diferentes
viajes de Ramon Llull a Montpellier. De esta forma, después de una breve
visita en 1275, Llull habría vuelto a Mallorca para seguir de cerca la
fundación del monasterio de Miramar. El testimonio de su intervención,
por otra parte, en el acto de venta mencionado, podría suavizar la
interpretación que deba darse a la acusación de abandono de la
administración del patrimonio familiar. En este sentido, cabría pensar
que, si bien Llull no podía hacerse plenamente cargo de esta
responsabilidad, sus relaciones familiares seguían cauces de cierta
normalidad.
Después de 1278 Ramon Llull se dirige de nuevo a Montpellier, donde se
encuentra con certeza en 1283. Que Llull no se hallaba en Mallorca en
1284, debe deducirse de un mandamiento de pago, por valor de 30 libras,
de parte del rey Jaume II de Arag ón a favor de Ramon, que hubo de ser
recibido por otra persona en su lugar. Llull no regresaría a Mallorca
hasta la breve visita de 1294.
Sobre la fundación y funcionamiento del monasterio de Miramar, pocas
cosas pueden añadirse a las ya dichas. Aunque resulta particularmente
difícil establecer el papel y de Ramon Llull en su planificación y
funcionamiento, las referencias a Miramar que encontramos en sus obras,
son de las que sugieren un recuerdo más íntimo. Está, en primer lugar,
el relato de la fundación inserto en el Blaquerna . En un
episodio, del que es protagonista un obispo deseoso de emprender alguna
acción que redunde en honor de Jesucristo, leemos: “Quiso la buena
suerte que en la asamblea estuviera presente un clérigo, natural de una
isla en el mar, que se llama Mallorca. En presencia de todos refirió al
obispo que aquella isla pertenece a un rey noble y sabio, Jacme rey de
Mallorques . Rey de buenas costumbre, es su piadoso deseo que Jesucristo
sea honrado entre los infieles por la predicación. Con tal motivo ha
dispuesto que trece frailes menores estudien el árabe en un monasterio,
llamado Miramar, lugar solitario, muy convenientemente situado, y ha
provisto a todas sus necesidades. Ha dispuesto que, cuando sepan el
árabe, con licencia de su general, vayan a honrar el fruto de nuestra
Señora, dispuestos a padecer hambre, sed, calor, frío, tormentos y
muerte. Tal fundación ha sido establecida para siempre”.
[i]
En fuerte contraste con los sentimientos reflejados en esta narración,
unos doce años después, en el Desconort , al mencionar la
propuesta que ha presentado a los Papas para la formación de misioneros,
Llull añade: “y que fueran enseñadas todas las lenguas, tal como se
estableció en Miramar; ¡que lo tenga en su conciencia quien lo
malbarató!”
[ii] . Si bien estas
palabras podrían referirse a los reiterados fracasos de sus peticiones
presentadas a los Papas, generalmente se ha visto en ellas la
constatación del fracaso de Miramar. El monasterio habría sido
clausurado después de 1292, fecha en que el rey debe intervenir para
remediar la desorganización de la comunidad. En todo caso, no quedaban
ya demasiadas trazas de la fundación cuando, en marzo de 1301, Jaime II
hace donación de Miramar a los cistercienses de La Real.
Un tercer recuerdo de Llull, referido a Miramar y posterior a los
mencionados, nos permite entrever su dedicación de estos años. Escribe
en el Cant de Ramon : “Procuré que se diera el monasterio de
Miramar a los frailes menores, para predicar a los musulmanes. Entre
vides e hinojos me arrebató el amor: me hizo amar a Dios, sumido entre
suspiros y lágrimas”
[iii] . Son palabras
que nos inducen a pensar que durante los primeros años de Miramar, Ramon
Llull continuó e intensificó su vida contemplativa. Incluso podría
pensarse que es en estos años cuando van madurando las expresiones
místicas que darán lugar al Llibre d'amic e amat ,
incluido en el Blaquerna
[iv]
A parte de todo ello, entre el viaje y estancia en Montpellier y su
retorno a Mallorca, Ramon Llull da inicio a su desbordante actividad
literaria. Como va a ser una constante de toda su vida, entre las obras
escritas durante estos años se incluyen las más diversas formas. La
formulación estríctamente artística es continuada en la extensa Ars
universalis y aplicada más concretamente en los libros que dedicó a
los Principia de teología, filosofía, derecho y medicina. Tratan también
del Arte el magnífico Llibre del gentil e dels tres savis o el
Llibre de demostracions . La búsqueda de un sistema para
reducir simbólicamente el proceso discursivo, motiva el Ars
notatoria . Otros escritos, finalmente, testimonian su afán de
promover la reforma de la sociedad, como el Llibre de l'orde de
Cavalleria o el pedagógico Doctrina pueril , obra dedicada
a su hijo.
Es posible que algunas de estas obras fueran redactadas en Montpellier.
En todo caso parece seguro que fue en esta ciudad donde concluyó su gran
novela Blaquerna e inició una primera revisión del Arte. La fecha de
1283 señala el punto de partida de este nuevo periodo en la vida de
Ramon Llull.
A partir de ahora Montpellier podrá ser considerado el centro de
operaciones desde el que Llull emprende sus numerosos viajes. Hay una
circunstancia política que parece haber favorecido este hecho. En
efecto, la conquista de Sicilia por parte de Pedro III de Aragón, en
1282, provocó la formación de una alianza capitaneada por Francia, con
el objetivo de desposeer al aragonés de sus dominios. Jaime II de
Mallorca, velando por sus territorios en el Mediodía francés, se unió a
esta alianza. De esta forma, cuando la alianza fue inesperadamente
derrotada en 1285, el rey de Mallorca se encontraba del lado de los
perdedores. Esta situación le valió que el nuevo rey de Aragón Alfonso,
sobrino suyo, le desposeyera de Mallorca. Fueron necesarios muchos
esfuerzos diplomáticos hasta llegar a un tratado de paz, firmado en
Anagni en 1295, y la efectiva restitución en 1298. Durante estos años
Ramon Llull visitó una sola vez, y muy brevemente, Mallorca, el año
1294.
Con todo, en la decisión de Llull debieron pesar más las oportunidades
sociales y culturales que la ciudad le ofrecía
[v] .
El fruto emblemático de este contacto de Ramon Llull con el mundo
intelectual de Montpellier, es el Ars demonstrativa y
las obras que le sirven de comentario. Entre éstas destacan la
Lectura super figuras Artis demonstrativae , con su parte
casi autónoma del Liber chaos , o el Ars inveniendi
particularia in universalibus. En la formulación del Arte que
presentan estas obras, adquiere un papel preponderante la teoría de los
cuatro elementos, base de la física aristotélica y medieval. Las lineas
básicas de esta teoría aparecen casi todas en obras anteriores. Ahora,
sin embargo, adquieren un desarrollo más amplio y sistemático,
revelando, sin duda, la deuda de Llull para con los florecientes
estudios de medicina en los que sobresalía Montpellier.
Los acontecimientos posteriores, por otra parte, nos obligan a
considerar que esta estancia de Ramon Llull en Montpellier significó un
cambio de estrategia. Habían transcurrido ya veinte años desde su
conversión. La mayor parte de ellos los había pasado en su tierra natal,
dedicando cada vez más espacio a la vida contemplativa, y asistiendo a
la primera andadura del monasterio de Miramar. A partir de ahora su vida
se desarrollará en continuos viajes, tras el objetivo de conseguir
atraer a sus planes las instancias verdaderamente decisivas de su época:
el Papado, la Universidad de París, el rey de Francia, los órganos de
decisión de las órdenes mendicantes, es decir los capítulos generales, e
incluso un Concilio Ecuménico.
En el centro de sus súplicas está la fundación de escuelas donde los
futuros misioneros puedan aprender las lenguas de los pueblos a
misionar. Después, el esfuerzo por hacer comprender su Arte y por
hacerla aceptar como un método universal del saber. A estos dos
objetivos centrales se irán uniendo otros: la cruzada, la lucha
antiaverroista, la reforma religiosa a través de la predicación etc. De
igual manera, junto a su estrategia de captación, aparecerá la acción
directa: predicación en las mezquitas y sinagogas de Mallorca, viajes al
Norte de Africa, viaje a Chipre y Asia Menor. Todo ello, sin abandonar
nunca un asombroso ritmo de escritura, que al final abarcará un catálogo
de casi trecientos títulos.
[i]
Blaquerna , c. 65.
[ii]
Desconort , 55 (ORL XIX, p. 246).
[iii]
“Lo monastir de Miramar / fiu a frares menors donar / per sarrayns a
preïcar. / Enfre la vinya l fenolar / amor me près: fé m Deus amar /
enfre sospirs e plors estar”. (ORL XIX, p. 257).
[iv]
Tal vez el término “místico”, por su amplitud, resulta inadecuado para
aplicarlo al Llibre d'amic e amat u otros escritos lulianos similares.
La presencia del vocabulario y del mecanismo del Arte juegan también ahí
un papel importante. Sin embargo, difícilmente se podrá encontrar otro
término para expresar la profunda experiencia religiosa que originó
estos textos, y que parece poner en duda A. SOLER, Fortuna i mite
del Llibre d'Amic e Amat, Palma de Mallorca, 1994, 21 p.
[v]
CHOLAT, Histoire de Montpellier xxxxx; K. L. REYERSON,
Business, Banking and Finance in Medieval Montpellier , Toronto,
1985.
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